El primer marinero que se hundió en esas aguas fue mi padre, completamente hechizado y capaz de hacer cualquier cosa para darle a mi madre la felicidad que merecía. También había unos náufragos que pretendían conquistar su corazón, pero ella era fiel a sus sentimientos, amaba a mi padre con toda el alma, que le había entregado con el primer beso.
Casi no recuerdo la cara de mi padre. Era un personaje muy importante en el mundo político y siempre estaba fuera de casa. Solo había dos o tres días al mes en los que nos reuníamos todos alrededor de la mesa para comer , y luego pasábamos un ratillo charlando, jugando hasta la tarde cuando todos los niños nos teníamos que acostar para darles a nuestros padres un poco de intimidad, ya que ellos tampoco pasaban mucho tiempo juntos y con lo mucho que se querían necesitaban de vez en cuando estar un rato a solas.
Dios en el cielo los tenga..."