domingo, 28 de febrero de 2010

El primer día

Ese día lo voy a recordar toda mi vida. Llegué a la Universidad con un pequeño retraso y me dirigí hacia la puerta del aula, donde ya había empezado la clase del hebreo. Iba corriendo para entrar lo más pronto posible y... fue entonces cuando la vi... Estaba sentada en el suelo; su pelo rubio, recogido en una trenza se le deslizaba por la espalda hasta perderse entre los volantes de la falda que tenía puesta. Permanecí inmóvil, observándola y en el fondo convenciéndome a mí mismo de que no valía la pena darme prisa. Me quedé allí, impresionado por la hermosura de la mujer: boquiabierto e incapaz de hacer un paso hacia ella.


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