sábado, 3 de abril de 2010

Que decepción...


No sé cuánto tiempo pasé allí. Sin perderla de vista me senté en un banco cercano y empecé a inventar motivos para acercarme a ella. No sabia cómo actuar, qué hacer o decir para comenzar la conversación. Mi cabeza estaba llena de ideas, pero cada una parecía más primitiva que otra. Pensaba en preguntarla cualquier cosa: qué hora es, cómo llegar a la biblioteca, o hasta en insinuar un desmayo, sólo para que me hiciera caso, para que me regalara una mirada, un gesto que me aproximara a ella. No me atreví a hacer ninguna de estas cosas.

2 comentarios:

  1. Si, me aburro mucho. jajaja. dentro de unos dias atacare a montezuma! JAJAAJ.
    y que tal la chica?
    besos :D

    ResponderEliminar
  2. Puff tío, la chica está tremenda!! Tengo que poner más valor porque si dejo marchar esa oportunidad... la aprovecha otro..
    ¿Y tu? ¿¿Quieres conquistar América o qué?? Vaya vaya;) jajaja

    ResponderEliminar